De la cocina a un buen remedio medicinal: El Romero
De la cocina a un buen remedio medicinal: El Romero.
Es muy útil para aliviar la inflamación. Fortalece los capilares débiles y estimula la circulación sanguínea. Reduce las molestias intestinales. Estimula la memoria y el aprendizaje. Combate las bacterias. Alivia el dolor de cabeza. Cuida el hígado. Mejora los trastornos del sistema circulatorio (flebitis, trombosis, varices, etc). Se utiliza para la anemia. Es de ayuda para la depresión. Evita o reduce la caída del cabello y la alopecia Combate el agotamiento físico y mental.
Tonificante: Es su acción más importante. Los convalecientes, agotados, depresivos, e incluso ancianos, encontraran en sus infusiones un estupendo tónico que les devolverá la vitalidad perdida, al igual que lo hizo la reina de Hungría.
Los baños con infusión o decocción, y las fricciones con alcohol o con esencia de romero, tienen un interesante efecto estimulante en caso de hipotensión o de agotamiento físico.
Diurético y antiespasmódico: Muy indicado para los cólicos renales para cuando se trata de expulsar el cálculo.
Digestivo: Sus propiedades colagogas (estimulación de la secreción biliar), de protector y regenerados hepático, y carminativas (eliminación de los gases intestinales), hacen que, tomado después de las comidas, facilite notablemente la digestión.
Sin embargo, quizá sean sus aplicaciones externas las más conocidas de todas por su gran eficacia.
Vulnerario y antirreumático: Tiene una marcada acción antiinflamatoria, que lo hace ideal para friccionar sobre esguinces (torceduras), edemas, así como dolores musculares y reumáticos. Se aplica en fricciones (con alcohol de romero con su esencia). Estos últimos son muy eficaces para relajar la musculatura de la espalada y calmar los dolores de la región cervical, dorsal o lumbar.
Cicatrizante y antiséptico: Estimula la cicatrización de las heridas, ulceras de la piel y eccemas.