Información de los principales ingredientes:

Los accidentes cerebrales causan una interrupción del riesgo sanguíneo de la zona del cerebro en que se produce, de tal modo, que si se prolonga más de lo debido, la falta de aporte de oxígeno puede ocasionar la muerte de las células cerebrales afectadas.

Los microinfartos cerebrales afectan a pequeñas zonas, pero las lesiones acaban teniendo un efecto sumatorio y acaban por aparecer en mayor menor grado los síntomas propios de la demencia vascular. Hay que señalar, por tanto, que los infartos que sí producen síntomas (parálisis, parcial, pérdida de sensibilidad, dificultades del habla, etc.) también pueden contribuir a la aparición de una demencia vascular.

Al igual que para todas las enfermedades cardiovasculares existen una serie de factores de riesgo que predisponen a sufrir demencia vascular: diabetes, hipertensión arterial, tabaquismo, obesidad, hipercolesterolemia, arterioesclerosis, etc.

El "ACEITE DE PESCADO" es más frecuentemente usado para trastornos relacionados con el corazón y el sistema sanguíneo, también ha sido probado para la prevención de microinfartos o de los derrames cerebrales.

El organismo necesita el ácido graso Omega 3 para trabajar correctamente, toda vez que participa en la formación de membranas celulares y hormonas, en el correcto funcionamiento del sistema nervioso y el sistema inmunológico, y en la formación de la retina, entre otras funciones.
(Fuente:http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/druginfo/natural/993.html)

Opinión de expertos:

"Un reciente estudio publicado en la revista Circulation indica que el consumo de niveles elevados de omega-3 puede reducir el riesgo de arritmia crónica (fibrilación auricular) en personas adultas, cuyo riesgo cardiovascular es elevado. Este efecto está más relacionado con la acción del DHA* que la del EPA* (*omegas 3 de cadena larga). Cada vez hay más población de edad avanzada a la que se le diagnostica la arritmia crónica, pero si tenemos en cuenta que los tratamientos para esta enfermedad cardiovascular una vez se diagnostica son limitados, estos resultados abren una puerta muy prometedora en el área de la prevención del riesgo cardiovascular.

Si bien hasta la fecha el consumo de omega-3 procedentes del aceite de pescado se relacionaba con la mejora de los niveles de lípidos en sangre, del ritmo cardíaco y de la función vascular, así como también con una reducción del riesgo de trombosis y de la presión arterial, los resultados del estudio demuestran que la ingesta de omega 3, sobre todo DHA, se asocia a una reducción del 29% de riesgo de fibrilación auricular, una cifra muy superior a las que se solían recoger, debido a que se evaluaba el total de ácidos grasos omega-3 y no se tenía en cuenta el EPA y el DPA por separado.
(Fuente: Wu. Jason. Cardiólogo. Circulation. Volume 125, Pages 1084-1093, doi:10.1161/CIRCULATIONAHA.111.062653. “Association of Plasma Phospholipid Long-Chain Omega-3 Fatty Acids With Incident Atrial Fibrillation in Older Adults: The Cardiovascular Health Study”.)